He entrado en este bar de rebote porque tenía cita en el SEPE y, además de que me han hecho esperar, no me dejaban usar el WC y me mandaban aquí.
El camarero (e imagino que dueño) ha sido muy amable desde que he entrado por la puerta, los precios son muy asequibles, el servicio sale rápido y el ambiente era familiar. Parece el típico bar del barrio al que van todos los vecinos a desayunar, no defrauda. ¡Muchas gracias por su hospitalidad y buen trato, sin duda lo recomiendo sobre todo por el servicio!